viernes, 4 de diciembre de 2009

Tijuana herida


Para Alfonso García C.


Cuando la ciudad tiembla
y un solo fracaso es el de todos
el dolor ya no inconforma; lacera

cuando la ciudad despierta
con estruendos de AK-47
las balas perforan insolentes
vidrieras carne cráneos

cuando mi ciudad me desconoce
y sus calles como arterias se desangran
la urbe encobijada encajuelada secuestrada
me mira con asombro y desespero

la ciudad arrastra sus pies
libera siniestra un lamento de sirenas
mientras aves carroñeras descienden
y soldados morenos, de olor incierto
avanzan encendidos por mis avenidas

Tijuana es mujer lúbrica
mar de llanto, veneno y sangre
su vientre palpitante
impregna su fragancia
y carcome mi voz
rumor latente.




Elegía
por las muertas de Ciudad Juárez


Por los pezones arrancados a mordidas
por los hijos que sobreviven sin su madre

bandera de México

por las mujeres violentadas
por las madres que buscan a sus hijas

legado de nuestros héroes

por los cuerpos que mutilados perecen
por los hermanos que pierden una hermana

símbolo de la unidad de nuestros padres
y nuestros hermanos


por los gritos que se ahogan en la tierra
por las familias ultrajadas

te prometemos ser siempre fieles

por los labios que un puño revienta
por las manos que enmudecen

a los principios de libertad y de justicia

por la sangre que brota del sexo
por el duelo de no verlas más

que hacen de nuestra patria

por el terror de vivir
una nación independiente

por los sueños apuñalados
humana y generosa

por las mujeres que han de morir
a la que entregamos nuestra existencia

por el alma hecha jirones.


Karina V. Balderrábano, 40 años, Tijuana, B.C.

lunes, 3 de agosto de 2009

DESPOLARIZADOS

DESPOLARIZADOS

quirúrgico y dialéctico el torniquete de alambre
cercena cuellos

ay matemático desprendimiento.
binaria conclusión.
− por acá, los vuelcos de la deshilachada melena.−
− por allá, las agónicas titilaciones del corazón−

¡vaya fosforescencia de pensamientos dando tumbos!
¡vaya cosmogonía de nervios rotos sobre los cartílagos
del viento!
¡vaya descomunión bajo la santa homilía de los buitres!

conjuntos disjuntos en un diagrama de Venn ¡salve!

me duele la leche, los riñones, la mañana.

dispersa en la decantación de ojos yertos y clavículas atónitas,
esta tos tísica de mis degollados teoremas
aquí
donde
nace la Patria

OLGA GARCIA. verano del 2009 Tijuana

viernes, 10 de julio de 2009

Musas de carne y hueso

Ojos esculpiendo piedra
mujer mirando de repiedra

h a c i e n d o c o s a s q u e n o se notan...
¡ p a l a - p a l a b r a - p a t a s d e c a b r ó n !

¿dónde las musas de pico y pala?

¿dónde las musas asesinadas?

¿dónde sus cuerpos largos y sus huesos rotos?

¿dónde sus venas y su tibio plasma?

¿dónde sus nuevas yerbas y sus nuevos lodos?

¿dónde sus R.I.P. envueltos para regalo?


mujer inmóvil

quieta
muy quieta

quieta de día quieta de noche

r e q u i e t a

mujer urbana selvática si-lá-bi-ca musa muerta

ahora más quieta

que

la

mujer

más muerta
musa fronteriza

oceánica

trasatlántica

u b i c u a

del más allá
del más acá

anónima
callada
silenciada


mujer asesinada

eterna reina mineral

prematuro diamante

adorable mujer

requiéscat in pacem



Fernando Estrada Orozco
Tijuana, Baja California.
ferestrad@yahoo.com







lunes, 8 de junio de 2009

Cuando los hombres rabian impaciencia

Volker Schüler-Will

Bremen (Alemania), 1942. Estudió Filosofía en Erlangen, Alemania, y en Viena, Austria. También realizó estudios de Literatura Comparada en Berkeley, USA. Fue MTC-Investigador en el Departamento de Literaturas Hispánicas de la Universidad de Sonora. Murió en el año 2005 y es uno de los pocos "yoris", me atrevería a decir el único, sepultado en tierra sagrada yaqui.

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Cuando los hombres rabian impaciencia

Tien an men, junio 89


Cuando los hombres rabian impaciencia
cuando tienen que esconder sus esqueletos
entre bicicletas en lo llano del enser,
cuando un joven
tiene que querer
torear tortugas
que avanzan con la certidumbre lenta
de los asesinos que a sabiendas juegan
se hace una plaza que no cabe en sí.
(¿Y qué dice el generalcuando los soldados lloran?)

Escucha, aquí habla la metralleta,
la bayoneta a lo mejor
que puede ser, aquí se aplastan los comienzos,
la belleza que se mueve en lo joven
más que en las mariposas y sauces llorones
del Taing y del Sung
y todos esas otras rimas de acero milenario
con las que se afeitan los estetas del orden
para no perder su cara lisa y homicida.

Cayeron sobre una dura y gris almohada
emplazada en el nombre de perpetua paz.
Recordemos al pueblo de Beijing
que supo dar su cuerpo como valla
y a ese compañero chinoque montó el momento,
que montó la tortuga implacable,
¿quién no los va a recordar?

No solamente corre esta sangre,
salta,
hace,
hará memoria.


Fuente: White Feather Antology (la otra poesía sonorense), selección de Raúl Acevedo Savín, Ediciones El Zapo, 1993, Hermosillo, Sonora, México.

Hierve Tijuana

Hierve Tijuana

Allá Tijuana hierve

dobla a los que están de pie
quiebra el trino de pájaros
echa a rodar
por sus calles derramadas
lágrimas y sangre

corre exhausta amoratada
por sus barrancas madrigueras
anida niños asaltantes
blancos de arma

corre Tijuana adolorida
por sus descarnados ministerios públicos
su mercado de polleros
lleve lleve su visa recién robada
por sus narcos altruistas
erigiéndose en iglesias escuelas hospitales

Tijuana parque de diversiones
para los suicidas
hierve sudorosa y temible
su Agua Caliente y su Revolución desgastada
desde Playas hasta el Cerro Colorado

Tijuana hembra desollada
besa y golpea como amante
agrieta abisma el paso
y tu aquí aquí
del otro lado

Vicky Nizri
San Diego, verano del 2009

viernes, 22 de mayo de 2009

Azul cobalto

Azul cobalto (fragmento)

Femme heroine

Mujer asesina
No hay sitio más deseado que tus muslos de adicción
ahora que la tarde es el ala parda de un pájaro muerto

El delirio bebe sangre de esa herida
y los estercoleros amasan
la podredumbre de su peste con su sombra enfurecida
Ni hay angustia
más abrasiva que la de tu ausencia
Mordiscos de aguamala pudriendo el antebrazo

En la polvareda canicular del desierto
donde se disipa la sensación de la tormenta
tu cuerpo es bendición y miel y veneno

En La Mariscala es posible conducir ebrio
con alucinaciones terribles sobre el sexo de una hermana
O en la congoja pasiva de que un golpe vendrá en cualquier rato
a quebrar el parabrisas con una piedra --oh, la piedra--
o la plata de una hebilla

Alguien oferta en Marsicala un gramo
por diez billetes grandes de historia americana
que el escozor del hambre tatuó sobre los brazos

Speedball
tu pezón de látex es el corte
transversal en la espalda adolescente de morfina
Duro y festivo como la bellota
de amapola que asilas bajo el vientre
Por ti somos el espejismo de los muertos en vida
Ingenua dama blanca
Heroína
Los días pasan a tu paso
en sentido inverso: con la prisa de un hipócrita suicida

Heroína
Tu nombre lo escribió la Bayer en la mugre del lado mexicano
--durante las primeras décadas del siglo veinte--
para ordenar crecer en tus ojos
amaranto
con la flor más hermosa de raíces del café luctuoso
más poderoso que la adormidera de opio

Un automóvil en el pecho ardiendo
Un carro rojo latiendo desborda
se completa madrugada con el acelerador
que se hunde enfermo hasta el fondo
Mexican brown Azúcar morena como la piel de un bracero
Una gota negra en tu boca
destiñe tus labios para hablar sobre un futuro incierto

Una aguja cala y lame fuego adentro de la sangre
para mirar molido el calendario
girar de una manera loca
mientras tus dedos entumecen mi nuca y me destrozan.


Carlos Ramírez Vuelvas (Colima, Col., 1981)

miércoles, 29 de abril de 2009

Haikús amargos

Haikús amargos

1

Aves de rapiña
Círculos negros sobre
Mujeres muertas


2

Un solitario
Cadáver de mujer
Cuelga del silencio

3

Hueco sangriento
Su vacío seno izquierdo
Toda ella atada

4

‘En Juárez hiede
la mierda impune’
Decía mi madre

Mario Licón Cabrera
Sydney, Australia

Los Innombrables

Los Innombrables

Yo no puedo ofrecerte
una reproducción de los hechos,
más violencia
o en su denuncia
la continuidad de su discurso;
un noticiero más
que viva de la pérdida de asombro.
No se puede con más desasosiego
y sólo puedo ofrecerte
un refugio fugaz
que confine el temor a lo ilusorio
y la humilde serenidad de sus quimeras,
un ansiolítico eficaz para estos tiempos;
un reflejo de fe en la palabra transitoria
y su pequeña causa,
nacida en las trincheras de un poema.

Selene García
Ensenada, Baja California

sábado, 25 de abril de 2009

Cambio armas por palabras

Cambio armas por palabras

No todas las armas escupen plomo;
no muchas son largas o cortas;
no todas tienen cargadores visibles.

Las armas que yo te cambio por mis palabras
son aquellas que no se ven, las que no se compran,
no pesan, no se exhiben.

Las armas que intercambio por palabras
son las que lanza la boca, las que laceran corazones,
las que impiden al mundo funcionar.

Cambio actitudes pesimistas,
las que tú conozcas o las que no quieras ver;
cambio tus gestos de enfado, tus puños cerrados,
tus pensamientos negros, tus culpas escondidas.

Deja que esas armas se destruyan con sólo entregarlas;
renuncia a lo que no te sirve, a lo que te amarga,
a lo que te confunde, a lo que lastima,
a lo que lastima a los demás.

Ayuda a los niños a crecer y no permitas que deban,
algún día, ofrecer sus armas a cambio de palabras.

Luisa Ruiz
Tijuana, Baja California

jueves, 23 de abril de 2009

Poema mientras cambio de carro

Poema mientras cambio de carro

¿Para qué venimos al mundo? ¿Por qué estamos aquí?
Obviamente, no es para salvarlo
Pero tampoco para destruirlo

¿En el nombre de qué? ¿En el nombre de quién?
A una quinta millonésima de la quinta millonésima parte de este mundo que es,
una persona, cualquier persona, la destruimos.
Destruimos esa parte viva de nuestro mundo…
¿En el nombre de quién?
En el nombre del dinero…en el nombre del placer, en el nombre de la fuga…
De la búsqueda
En el nombre del encuentro…en el nombre de la venganza: para que vean quién soy,
para que me recuerden
Para que paguen lo que me hicieron
En el nombre de una búsqueda sin fin desde el principio.
en el nombre de un encuentro,
el encuentro de ti misma, de ti mismo.
En el nombre al fin como principio, al que llaman Dios
Alguna persona destruida, desgarrada, expeliendo y exhalando aliento, calor, lágrimas
Y sudor y una pequeña oruga se arrastra desesperada por salir volando como una mariposa
Diste mil vueltas. Tú la oruga.. Cambiaste de ropa. De trabajo, de amores.
Te volviste respetable y te volviste malo y cambiaste de carro y encontraste
que el amor es siempre el tema de casi todas las películas
En tu película termina de la misma forma por esto destruiste el guión
cambiando nuevamente de ropa y de carro
Te volviste respetable, sí
Ahora eres alguien cuando antes no eras nadie
Tu nuevo amor te da categoría porque eres respetable
Encontraste al mundo aburrido así que ya no quieres ser respetable
Ahora quieres que te odien, que te teman

Te escondiste de ti y te encontraste
Te encontraste despreciable…el mundo que destruimos al cual destruyes
Ves que otros también lo destruyen y te fascina tanto como una película de horror
Te espanta tanto como un vértigo en la feria loca llamada sociedad
Y sientes el placer de la caída a gran velocidad
Te atrae
Te atrae como un foco a la mariposa boba
Y eres apenas esa oruga que no sale de tus propios ojos
o eres la húmeda cuenca de tu boca

Te encuentras, te escondes
Estás de nuevo en el principio
Ahora eres nadie
Apenas nadie
Otra vez nadie
Cambiaste de carro… compraste otro, lo vendiste
Te estas dando cuenta que puedes caminar

Delia Valdivia
Mexicali, Baja California
Sin título

Un día le dije a mi hermano
Vamos a jugar
¿Quién quieres ser?
¿Abel o Caín?
Lo extraño tanto...

El Zeleny (desacentuado)
Hermonora, Sonillo.
**********

Los Malos

Los Malos. ¡Qué grande concepto!
Qué gran número de majaderos peligrosos reunidos.

Últimamente están por todas partes,
se parecen bajo las aceras,
se descuelgan de las farolas,
emergen del alcantarillado,
caen del cielo.

Es el Apocalipsis,
se acerca cada día más mientras el cerco
se va cerrando sobre nuestras cabezas.
Vendrá sin las siete plagas ni jinetes,
vendrá camuflado entre las cosas bonitas,
entre las cosas que amamos.

Bajo las alfombras,
dentro de un cubito de hielo,
detrás de una sonrisa sincera,
los malos.

Y luego dicen que los sudacas nos invaden.
Horror, horror.
Por suerte, los hijos de alguien, que no los nuestros,
nos pagarán la jubilación.
Sudacas por todas partes.
Horror, horror.
Vienen a llevarse el oro que les robamos hace 500 años
y vienen borrachos y exaltados de fe cristiana.

Pero para los malos
hay muchas clases de invasión.
El hooligan que vomita pollo frito
y bebe en la calle hasta caer
es un invasor aduanero,
paga impuestos especiales.
No se le puede molestar en su viaje a isla paraíso.
De hecho, hay que protegerle.
Sus hijos no pagarán nuestra pensión pero sí nuestra manutención.

Guiris inviolables que pasean tranquilos.

Y todo esto lleno de moros,
qué imagen vamos a darles.
Menos mal que los gitanos se han reciclado en atracción turística.

Los malos desde dentro de mis tripas,
los malos disfrazados de mi madre,
los malos en el hilo de mi tampax,
los malos,
per tot arreu.

Y me despierto muchos días pensando
que los malos habían llegado hasta mi misma cama
para meterme espías por el culo.
Me despiertan también sus sirenas en la noche
con su lenguaje secreto.
Son sirenas que no saben nadar.

Los malos corriendo por mis venas,
entre las vértebras los malos,
los malos en las puntas de los dedos.
Majaderos.
Peligrosos.
Reunidos.

Esto es el fin del mundo (y el suicidio también está castigado).

Diana J. Torres
Barcelona, España

sábado, 21 de marzo de 2009

primeros poemas

Antecedentes:

A finales del mes de Enero del 2003, la señora Laura Bush invitó a la Casa Blanca al poeta y editor Sam Hill para participar en un simposio sobre poesía, intitulado Poetry and the American Voice, y que serviría de apoyo patriótico para los bombardeos planeados por el presidente Bush al pueblo de Irak. Sam Hill, como respuesta, organizó una página electrónica, Poets Against the War, donde invitaba a los poetas a escribir poemas y manifiestos contra la guerra y, en unas cuantas semanas, la respuesta fue una participación de casi 11, 000 poetas con aproximadamente 13, 000 poemas. El resultado, además, fue una antología de casi 200 poetas en el libro Poets Against the War, publicado en el mismo 2003 y dedicado a la señora Laura Bush.

Coincidentemente, en Colombia, a principios del mismo 2003, la promotora cultural y poeta María Mercedes Carranza, convocó a un concurso de poesía, Descanse en paz la guerra, invitando a poetas y no poetas a escribir textos contra la violencia y la muerte cotidiana provocada tanto por militares, terroristas como por narcotraficantes. En este caso la respuesta fue de casi 7, 000 poetas con más de 30, 000 poemas. María Mercedes, desafortunadamente, se suicida en su natal Bogotá el verano del 2003 y no alcanzó a mirar el alcance de su propuesta. Sin embargo, tanto la propuesta de Sam Hill como de María Mercedes han crecido y existen en el mundo varios organizaciones de escritores contra la guerra y la violencia cotidiana a civiles.

Tengo dolor de país… es también una propuesta que se hermana con las anteriores para testimoniar la presencia de la poesía como una manera de protesta, denuncia, testimonio y crítica contra la violencia y muerte cotidianas en nuestra calles.

Links
http://www.poetsagainstthewar.org/
http://www.arquitrave.com/Ajuste_de_Cuentas/mameca.html

Cómo participar con poemas:

Mandar un poema que no exceda, preferentemente, el equivalente a una cuartilla, en Times New Roman a 12 puntos, y que incluya título, nombre de autor/a, edad (si así lo desea) y lugar de procedencia, a johnytecate@hotmail.com.



Poemas:
Destitulado
Un día le dije a mi hermano
Vamos a jugar
¿Quién quieres ser?
¿Abel o Caín?
Lo extraño tanto...
El Zeleny (desacentuado)
Hermonora, Sonillo.
********

Tácticas suicidas

Todos callan
el miedo se atrinchera en el terreno escarpado
la guerra del asedio lanza cuerpos a destajo
señuelos flagelantes dispuestos estratégicamente
el mensaje es evidente y la violencia se dispara

Desciende una espiral demoledora
que segrega la realidad social
el matutino nos informa “los
despliegues espectaculares del gobierno
conducen a la captura del Capo de Occidente”
o de “las pandillas urbanas desarticuladas”
en el desfiladero donde yacen las ruinas del alma humana

Es la tierra de nadie, la última frontera
donde el delito queda impune y el silencio le secuestra
Ingobernables descienden sus habitantes del emporio de soberbia
donde la muerte nos es mas que un sinónimo de justicia

Esta es la historia de un país de tácticas suicidas
un país donde sólo habitan las palabras funcionales
un país de caminos blancos y verdes llanuras consumidas
un país en guerra de asedio y sin líneas frontales
un país sin enemigos que se destruye a sí mismo.

Ana Lilia Chig
Los Mochis, Sinaloa
**********

De un rancho a otro

No siempre la vida nos besa en la boca, como dice Serrat. A veces nos da una bofetada, nos avienta un balde de agua, nos despierta de un grito... La mayoría de las veces coquetea como la más puta de entre las putas. Y así, presa del coqueteo, decidí aventurarme.
Me escapé del desierto y sus calores. También escapé en su momento de los cerros y las playas, del “secuestraron a tu vecino”, “mataron al conocido”, “encajuelaron al Chuy”. En fin, me vine escapando de mi Baja California.
Crucé la frontera y manejé dos días por el Highway 10 hacia el este y hacia el sur. Destino final: Monterrey. Llegué como los que llegan tarde a todos lados, a la tierra prometida para los que quieren hacer lana. Los que quieren vivir el sueño “regio”, donde palpita el alma del noreste, el Barcelona de México, dicen.
Después de siete meses te puedo contar que me llevo de aquí: la memoria de la Macroplaza y sus patrullas con ventanas blindadas, payasos pobres queriendo bailar en quinceañeras, puestos de “conchitas con elote” vacíos de clientes por las zonas tomadas por los “Zetas”, civiles asalariados del narco protestando por la intervención del ejército en Nuevo León, helicópteros sobre mi terraza, la casa de arraigo azul añil que está en la esquina de mi cuadra, redadas en bares, capos asesinados, secuestros en San Pedro…
Ahora voy de regreso a mi tierra prometida: la tierra del dátil, los vinos y la buena pesca. La tierra del desierto, de los cerros y las playas. Y no es que prefiera una violencia que la otra. Sólo que una me es más conocida. Reviso el periódico y conozco a los protagonistas de los obituarios. Quiero tener centro, domicilio y patria. Conozco las flores de mis muertos. El dulce y tenebroso olor a Margaritas.

Magui Jiménez Jurado
Mexicali, Baja California

***************


Desde una ventana en Marrickville

para David Malouf

Había pasado un buen tiempo antes
de volver a encontrarnos. Esa noche
en Gleebooks, antes de empezar tu lectura,
te acercaste - y con un abrazo y una franca alegría –
me dijiste:

"! El año pasado estuve en Guanajuato y Puebla,
qué maravillosos colores...!"

Ahora, recordando tu deslumbramiento mexicano
me hace pensar en el lado oscuro de mi país, y
me alegra -de alguna manera- que tú sólo hayas visto
los radiantes azules, naranjas, rosas y amarillos y no
el rojo óxido de los ríos de sangre que corren
de costa a costa y de frontera a frontera.

¿Será éste –me pregunto- el Destino Manifiesto
de la gente de mi país, estar siempre asediada
por los inconmesurables desmanes y los aberrantes agravios
de la puta y sempiterna y enquistada corrupción?

¿Será éste el definitivo rostro de mi país - profundamente
marcado por una infinita tristeza y añoranzas que se alejan
y se pierden bajo el perpetuo escupitajo de políticos impúdicos?

Y ahora -como si la miseria fuera tan poca cosa- ahora
el fuego cruzado entre ejércitos de inmundos gatos-narcos y
pestilesntes ratones-sardos: aterradora música de fondo
que rima la caída de inocentes
como si fueran moscas.

A través de mi ventana puedo ver
negros nubarrones de tormenta acercándose.

Mario Licón Cabrera
Sydney, Australia
***********
Sobre la ciudad y la violencia
para Berta A. y Karina V.

Vivo en una ciudad arrullada de noche
por ominosos cantos de sirenas.
Vivo un tiempo de plomo,
un estupor amargo y cenagoso.

La infame pestilencia del miedo y de la pólvora
se acuna en un jardín de infantes.
En la frontera de gases lacrimógenos,
a un niño lo golpean balas de goma en la mejilla.
En la universidad asaltan a una maestra en su oficina
y un extraño persigue a una asustada joven.
Hay alerta de bomba en la alcaldía.
Sitian los hospitales y las avenidas.

En el tejado de mi casa
dos grandes cuervos se mueren de la risa.

Alfonso García Cortez
Playas de Tijuana

* * * * *
Los rehenes

…el viento del crimen a la altura del delirio.
Rodolfo Hasler

es la hora de escribir un poema acerca del mundo de diagnosticar las formas en que amedrenta con su odio y deslava el rostro de la sinrazón para justificar mil malabares políticos, es hora de escribir que estamos al acecho de ladrones, de gangsters, de capos del poder y la avaricia ante la falta de libertad y la zozobra y su mezquina relación con pretendida entelequia, es hora de callar lo escrito, aquello que no tiene razón en la sobremesa; congestionadas las entropías mediáticas ante verdades telúricas y tan llanas; es hora de nombrar en lo oscuro la íntima ejecución de los días, la denuncia, el porvenir y la esperanza con un silencio atroz que no deje dudas; es hora de contar metrallas, muertos, a los que corren de ver la película en las calles y al desnudo dilucidar acaso en la espesura de ciertas e inexplicables densidades; es hora de escribir un poema acerca del mundo, de éste y no del otro bordado de metáforas ya no podemos escapar, no hay letras de salva, somos rehenes de la impunidad que nos cohabita.
Elizabeth Cazessús.
Tijuana, Baja California

* * * * *
Las llaves de la noche
(elegía)

el sol va a caer otra vez
y en el desierto ulula el viento solitario
y aún nadie sabe dónde viven
cuáles son sus nombres
a quién pertenecen esas zapatillas
de quién son estos bolsos sin dinero;

el sol va a caer otra vez
se irá dejando una estela de vergüenza
un manto de coraje y estupor
Una rivera de lágrimas y sangre
y aún nadie sabe quiénes son los asesinos
qué rostro horrible tiene el verdugo
cuántos son los enanos que le ayudan;

el día dará paso a la oscuridad
y nadie querrá salir de sus habitaciones
de sus túneles y fosas
todos duermen para descansar el cuerpo
Aunque el desierto esconda huesos rotos
bajo su arenisca se seque la carne
y se calcine la mirada de inocencia.

¿de qué está hecho este país
que deja que mutilen a sus hijas
y arroja al meandro a sus princesas?
¿quiénes están muy campantes en la cúpula
cuáles son sus nombres y dónde viven
que permiten que sus hijas sean violadas?

el sol se irá dejándonos perplejos
y aún las fauces trituran otra mano
se pisotea la luz sin prueba alguna
y se macera la esperanza sin dejar rastro
mientras se destaza el pecho que nos alimenta
se hace rito de criminal el muslo desnudo
y se blasfema sobre la fertilidad del vientre

cae el sol huyendo de la tiniebla
y las ciudades son ahora más viejas y decadentes
los oficios no sirven y el dinero se pudre
los frutos de la tierra son veneno
y nadie podrá cantar o bailar ni amar
y nadie dormirá en paz ni tendrá sueños
mientras la carne grite por justicia

¿quiénes son los jueces que se burlan
el oficial indiferente ante el exterminio?
¿quién cava las fosas y arroja cal a los cuerpos?
¿quién recibe el dinero que esconde la daga,
bendice la tierra que escupe la osamenta?
¿quién voltea la mirada y sigue con su vida
mientras se pudre el espíritu en la ignominia?

¿quién forjará las llaves de la noche
y mostrará el camino de los muertos?
¿quién encenderá los cirios de la verdad
y señalará al turbio asesino?
¿quién se alzará en contra del genocidio
y dará dignidad a la obrera mancillada?

cada muerta un cardón de espinas en la frente
cada víctima un alarido en la soledad
cada cuerpo inerte una bofetada a la conciencia
cada violación una burla a la herencia
cada desaparecida una lluvia de sangre en tu mesa
cada mutilada una pesadilla sin final
cada muerta es nuestra muerte.

Tomás Di Bella
Mexicali, Baja California

* * * * *
Entrega

Hoy más que nunca quisiera que hubiera héroes, como los de la infancia, que nos defendieran de los malos: el Santo, Supermán, el Hombre Biónico, la Mujer Maravilla, el Hulk, Kalimán y su inseparable Zolín, el Batmán. La ciudad se ha vuelto puras heridas; corren ríos de sangre inocente. Cada vez es más común caminar entre ruinas de balas y sangre. Ya no es un buen lugar aquí. Calles habitadas por el miedo y la zozobra, vacías como domingo al amanecer. Sirenas que lloran de tarde, al anochecer. Pasos prohibidos que transitan la ciudad y hacen alarde de fuerza, siembran miedo, reptan como bestias de pantano. Intento acomodar los pedazos de ciudad que tengo en la mente, las memorias de cada época que he pasado por aquí, los mapas existentes y los que ni siquiera están pensados. Ciudad nostálgica a veces, que avanza a pesar de los monstruos y de las bestias que vomita cada noche. Quiero vivir en mi ciudad como cuando tenía 10 años y andaba en bicicleta; quiero seguir recorriéndola tomada de tu mano y caminar sin prisas; quiero estruendos de amor, no de balas.

Mónica Avila
Tijuana, Baja California
* * * * *

La calle de la paz
para Elías Ramírez.
Esta calle es mía. Aquí jugué a las escondidas, fui cabra en las montaña, descansé en la acera después de volar, y comí helados en las tardes de verano. La camino todos los días; voy de paseo, al trabajo o de visita. Esta calle es de ilustres, de hombres y mujeres que llegaron para habitarla, de personas que trabajan y luchan, desde alba al ocaso. Aquí no caben los asesinos, ni los delincuentes o traidores. Aquí sólo estamos los que queremos vivir, y aunque vuelen las balas, no lograrán que las ventanas y puertas cierren su paso al sol de las mañanas, ni al calor de las tardes, mucho menos al fresco de las noches. Esta calle es mía. Porque existe para mí, para tí para todos y es la calle de la paz.

Lizeth García
Tijuana, Baja California
* * * * *

Strangers in the night

Nadie sabía de sus infancias en las calles de la luz,
de sus amores y desamores en la secundaria,
de sus fiestas de cumpleaños y las primeras veces
que fumaron a escondidas en la esquina del barrio,
de cuáles eran realmente sus comidas favoritas
o dónde compraban sus ropas y sus cigarillos;
nadie sabía de sus sueños y pesadillas de terror
ni de su gusto por divertirse bañándose en el mar,
del placer de jugar al fut o al básquet en la colonia,
de las bromas pesadas con los amigos más íntimos
y del agacharse al regaño verbal de sus madres
o su gran alegría cuando visitaban a la vieja agüela;
muy pocos imaginaban la música que escuchaban
o los libros que ya habían leído por puro gusto,
o de los insomnios eternos con la preocupación
por el padre en la cama 15 del hospital general;
nadie siquiera sospechaba que unas horas antes
ellos habían sido secuestrados en esta ciudad y,
sin embargo, los impunes comandos del miedo
los arrojaron sin sombras en la orilla de la noche.

Róber Castillo
Playas de Tijuana
***********

El pequeño Jacinto

A lo lejos Jacinto se revuelve
con el racimo de plátanos al lomo
la pencas contagian un ambiente de humedades
empuña su niñez la navaja que mueve con destreza
entre picadas de arañas y mosquitos

la savia pegajosa
como dulce tatuaje
se adhiere entre sus dedos
y lubrica
la tenue bisagra de sus extremidades
el ala frágil de sus coyunturas

exhausto, hambriento
Jacinto ha de volver
cuando la tarde
lo releve de sus penas
cuando regrese al jacal
cuando se duerma
cuando sueñe otra vez
con la faena.

Ignacio Mondaca Romero
Hermosillo, Sonora.


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Respuesta

Los silbidos de las balas se apoderan del aire, la angustia de no saber exactamente por qué nos toca a nosotros, se siembra en el corazón. Caras de pequeñitos que no se explican qué es lo que sucede, por qué irrumpen hombres desconocidos y cubiertos del rostro a sus espacios infantiles, quedan grabadas en la memoria de papel. “El tocadero” esté de nueva cuenta en esta ciudad, porque nos puede tocar en cualquier momento, en cualquier lugar, sin deberla ni temerla, por el simple hecho de transitar por algún lugar común y por razones cotidianas. El hierro vuela y alcanza a cualquiera. Los juegos de policías y ladrones dejaron de serlo, son una cruda realidad que supera a las fantasías infantiles, mientras que en este mismo escenario, la línea entre estos dos bandos está dibujada tenuemente, ya no se sabe quiénes son los “buenos” o quiénes son los “malos”. El hierro vuela dejando el espanto en los ojos de quienes viven aquí. Ya no quiero escuchar calamidades que arropan el alma de dolor; ya no quiero saber que esta ciudad es una trinchera del maleante. Quiero caminar de nuevo, sin el miedo, sin los convoyes que circulan por las calles, tratando de ofrecer una seguridad que ya se esfumó. Quiero, de nuevo, recorrerla tranquilamente de noche y de día, sin silbidos que lleven la muerte.

Lizeth García
Tijuana, Baja California
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