martes, 27 de septiembre de 2011

Desierto en sigilo



(Dedicado a mi amigo

Zerk Montecristo).



El silencio es un nido de luces

que gira entre las manos

como fiebre de insomnio.


Por eso a veces no respiro

ni descanso junto al saguaro

más allá del atardecer.

Prefiero la fría recámara

un juego de ajedrez

o el temblor de unos versos

de-

sor-

de-

na-dos antes del amanecer.

Escucha a los perros ladrar

mientras la bruma de las sábanas

b

a

j

a hasta la hierba del salitre.

(Llegan las horas de los buitres

y los cristales de arena golpean la ventana).

Llueve

en (des)ciertos lugares

el miedo se desborda

perfora cuerpos y cierra ojos

con balas anónimas.

Sólo quedan los ladrillos solos

los pasillos enmudecidos

dentro de edificios

grises

de papel

como duelo prostituído

y mirada de cenicero.


Antonio Flores Schroeder (Ciudad Juarez, Chihuahua)

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