miércoles, 29 de abril de 2009

Haikús amargos

Haikús amargos

1

Aves de rapiña
Círculos negros sobre
Mujeres muertas


2

Un solitario
Cadáver de mujer
Cuelga del silencio

3

Hueco sangriento
Su vacío seno izquierdo
Toda ella atada

4

‘En Juárez hiede
la mierda impune’
Decía mi madre

Mario Licón Cabrera
Sydney, Australia

Los Innombrables

Los Innombrables

Yo no puedo ofrecerte
una reproducción de los hechos,
más violencia
o en su denuncia
la continuidad de su discurso;
un noticiero más
que viva de la pérdida de asombro.
No se puede con más desasosiego
y sólo puedo ofrecerte
un refugio fugaz
que confine el temor a lo ilusorio
y la humilde serenidad de sus quimeras,
un ansiolítico eficaz para estos tiempos;
un reflejo de fe en la palabra transitoria
y su pequeña causa,
nacida en las trincheras de un poema.

Selene García
Ensenada, Baja California

sábado, 25 de abril de 2009

Cambio armas por palabras

Cambio armas por palabras

No todas las armas escupen plomo;
no muchas son largas o cortas;
no todas tienen cargadores visibles.

Las armas que yo te cambio por mis palabras
son aquellas que no se ven, las que no se compran,
no pesan, no se exhiben.

Las armas que intercambio por palabras
son las que lanza la boca, las que laceran corazones,
las que impiden al mundo funcionar.

Cambio actitudes pesimistas,
las que tú conozcas o las que no quieras ver;
cambio tus gestos de enfado, tus puños cerrados,
tus pensamientos negros, tus culpas escondidas.

Deja que esas armas se destruyan con sólo entregarlas;
renuncia a lo que no te sirve, a lo que te amarga,
a lo que te confunde, a lo que lastima,
a lo que lastima a los demás.

Ayuda a los niños a crecer y no permitas que deban,
algún día, ofrecer sus armas a cambio de palabras.

Luisa Ruiz
Tijuana, Baja California

jueves, 23 de abril de 2009

Poema mientras cambio de carro

Poema mientras cambio de carro

¿Para qué venimos al mundo? ¿Por qué estamos aquí?
Obviamente, no es para salvarlo
Pero tampoco para destruirlo

¿En el nombre de qué? ¿En el nombre de quién?
A una quinta millonésima de la quinta millonésima parte de este mundo que es,
una persona, cualquier persona, la destruimos.
Destruimos esa parte viva de nuestro mundo…
¿En el nombre de quién?
En el nombre del dinero…en el nombre del placer, en el nombre de la fuga…
De la búsqueda
En el nombre del encuentro…en el nombre de la venganza: para que vean quién soy,
para que me recuerden
Para que paguen lo que me hicieron
En el nombre de una búsqueda sin fin desde el principio.
en el nombre de un encuentro,
el encuentro de ti misma, de ti mismo.
En el nombre al fin como principio, al que llaman Dios
Alguna persona destruida, desgarrada, expeliendo y exhalando aliento, calor, lágrimas
Y sudor y una pequeña oruga se arrastra desesperada por salir volando como una mariposa
Diste mil vueltas. Tú la oruga.. Cambiaste de ropa. De trabajo, de amores.
Te volviste respetable y te volviste malo y cambiaste de carro y encontraste
que el amor es siempre el tema de casi todas las películas
En tu película termina de la misma forma por esto destruiste el guión
cambiando nuevamente de ropa y de carro
Te volviste respetable, sí
Ahora eres alguien cuando antes no eras nadie
Tu nuevo amor te da categoría porque eres respetable
Encontraste al mundo aburrido así que ya no quieres ser respetable
Ahora quieres que te odien, que te teman

Te escondiste de ti y te encontraste
Te encontraste despreciable…el mundo que destruimos al cual destruyes
Ves que otros también lo destruyen y te fascina tanto como una película de horror
Te espanta tanto como un vértigo en la feria loca llamada sociedad
Y sientes el placer de la caída a gran velocidad
Te atrae
Te atrae como un foco a la mariposa boba
Y eres apenas esa oruga que no sale de tus propios ojos
o eres la húmeda cuenca de tu boca

Te encuentras, te escondes
Estás de nuevo en el principio
Ahora eres nadie
Apenas nadie
Otra vez nadie
Cambiaste de carro… compraste otro, lo vendiste
Te estas dando cuenta que puedes caminar

Delia Valdivia
Mexicali, Baja California
Sin título

Un día le dije a mi hermano
Vamos a jugar
¿Quién quieres ser?
¿Abel o Caín?
Lo extraño tanto...

El Zeleny (desacentuado)
Hermonora, Sonillo.
**********

Los Malos

Los Malos. ¡Qué grande concepto!
Qué gran número de majaderos peligrosos reunidos.

Últimamente están por todas partes,
se parecen bajo las aceras,
se descuelgan de las farolas,
emergen del alcantarillado,
caen del cielo.

Es el Apocalipsis,
se acerca cada día más mientras el cerco
se va cerrando sobre nuestras cabezas.
Vendrá sin las siete plagas ni jinetes,
vendrá camuflado entre las cosas bonitas,
entre las cosas que amamos.

Bajo las alfombras,
dentro de un cubito de hielo,
detrás de una sonrisa sincera,
los malos.

Y luego dicen que los sudacas nos invaden.
Horror, horror.
Por suerte, los hijos de alguien, que no los nuestros,
nos pagarán la jubilación.
Sudacas por todas partes.
Horror, horror.
Vienen a llevarse el oro que les robamos hace 500 años
y vienen borrachos y exaltados de fe cristiana.

Pero para los malos
hay muchas clases de invasión.
El hooligan que vomita pollo frito
y bebe en la calle hasta caer
es un invasor aduanero,
paga impuestos especiales.
No se le puede molestar en su viaje a isla paraíso.
De hecho, hay que protegerle.
Sus hijos no pagarán nuestra pensión pero sí nuestra manutención.

Guiris inviolables que pasean tranquilos.

Y todo esto lleno de moros,
qué imagen vamos a darles.
Menos mal que los gitanos se han reciclado en atracción turística.

Los malos desde dentro de mis tripas,
los malos disfrazados de mi madre,
los malos en el hilo de mi tampax,
los malos,
per tot arreu.

Y me despierto muchos días pensando
que los malos habían llegado hasta mi misma cama
para meterme espías por el culo.
Me despiertan también sus sirenas en la noche
con su lenguaje secreto.
Son sirenas que no saben nadar.

Los malos corriendo por mis venas,
entre las vértebras los malos,
los malos en las puntas de los dedos.
Majaderos.
Peligrosos.
Reunidos.

Esto es el fin del mundo (y el suicidio también está castigado).

Diana J. Torres
Barcelona, España